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Final.

Jimin despertó quejándose, tenía el brazo de Jungkook envolviendo su cintura y sentía un profundo dolor en su cuello. Lloriqueó cuando intentó levantarse y sintió como ardía. Eso despertó a Jungkook, quien escuchó las quejas de su omega y se levantó alertado.

—Jimin, ¿qué pasa? —Jungkook lo miró con los ojos abiertos y los cabellos despeinados.

—Es... es la mordida, alfa, me está lastimando —sollozó bajito.

El alfa lo ayudó a recostarse de manera cómoda en la cama y después indicó al rubio que inclinara su cabeza un poco, sentía el dolor punzante de Jimin en su propio cuello, pero tan pronto como tuvo acceso, lamió la marca. Sintió como el omega se relajaba al instante, debido a las cualidades curativas de su saliva.

Así que lamió la mordida y la sangre que salía, besó la piel rojiza, repasando la marca de sus dientes. El omega sintió como dejó de arder poco a poco y luego solo sintió paz.

—¿Ya te sientes mejor, omega? —preguntó preocupado, Jimin tenía los ojos cerrados, pero asintió con su cabeza—. Pronto terminará por curarse por completo, debes tener reposo, nos quedaremos aquí hasta tarde y podemos pedir servicio a la habitación, ¿cómo suena eso para ti?

—Me agrada la idea, por ahora solo... bésame mucho —pidió estirando sus labios para obtener un besito de Jungkook.

El alfa siempre había tratado de complacer a Jimin, y ahora que estaban enlazados, Jungkook tendría que obedecer las ordenes de su omega.

Porque era un alfa enlazado, tenía a un hermoso omega a su lado y formaría una familia con él.

Y tal como lo había pedido su ángel, él lo besó. Besó sus labios suaves, su nariz pequeña y sus pestañas, besó sus pómulos, su cuello blanquecino ahora adornado por una mordida, besó su hombro y sus clavículas, bajando por su pecho hasta llegar a su vientre, Jungkook le dio una significativa mirada antes de besar ahí también, logrando que Jimin soltara pequeñas risitas debido a las cosquillas en esa zona.

Jungkook besó todo de él para recordarle una vez más lo mucho que lo amaba, incluyendo las partes que Jimin parecía odiar. Porque su omega era perfecto, el más bello ser y nunca podría desear tener a alguien más.

✧✦✧

Jimin rodaba en la grande cama mientras Jungkook preparaba el jacuzzi para meterse ahí los dos.

El omega reía contento cuando escuchó un celular sonar. Se quedó quieto hasta que reconoció el tono de llamada de Jungkook.

—¡Alfa, alguien te está llamando! —gritó para que lo escuchara.

—¡Contesta, por favor! Debe ser alguien de la oficina —habló en el mismo tono. El omega escuchó como decía algo más, apenas audible. Seguramente quejándose porque no había asistido al trabajo y aceptó ir a ese viaje.

Así que el rubio se estiró para tomar el celular de la mesita de noche y su sonrisa se borró en cuanto leyó el nombre de quien se trataba. Endureció su gesto y se preparó para responder, pero la llamada se cortó.

Cuando Jimin estaba por levantarse, el celular volvió a vibrar en su mano, indicando que ahora era un mensaje, llegó otro enseguida y después un tercero. Jimin lo miró extrañado.

Irina:
Buongiorno amore mio   09:22 am.
Buon compleanno   09:22 am.
Io spero tu ti sia divertito   09:23 am

Estaba intentando descifrar los mensajes con una mueca en el rostro hasta que la voz grave del alfa proviniendo del baño lo sacó de sus pensamientos.

—¡Amor! ¿Pasa algo? ¿Quién es?

Jimin no revisó más porque, en primera, no podía desbloquear el celular, y en segunda, acababa de enlazarse con Jungkook porque confiaba en él. Así que no pensó en mirar más.

—¡Creo que este alguien quiere chuparte el pene! —gritó divertido.

Jungkook salió del baño con una toalla pequeña secando sus manos, vestía un simple pantalón gris algo suelto, mientras que su torso se mantenía desnudo y el cabello despeinado le caía en la frente, Jimin trató de no jadear ante la vista de su alfa.

—¿Qué dijiste? —preguntó extrañado, no sabía si había escuchado bien.

Jimin rodó los ojos antes de darle el celular a Jungkook, quien lo tomó pensativo y cuando leyó los mensajes lo comprendió todo. Soltó una carcajada antes de desbloquear el celular y acceder a la cámara.

—Omega, ¿puedo fotografiar tu marca? —preguntó un poco dudoso. No quería exponer a Jimin a algo que podría incomodarle como mostrar su reciente mordida, pero tenía una idea y quería que el rubio estuviera de acuerdo.

—¿Mi marca? ¿Por qué?

—Ya verás, ¿puedo hacerlo? —preguntó de nuevo.

Jimin lo pensó un momento hasta que sintió como si sus pensamientos se combinaran con los de Jungkook, porque casi pudo escuchar lo que estaba pensando y sonrió travieso cuando lo entendió.

Asintió rápidamente mientras se acomodaba para quedar arrodillado en el borde de la cama. Expuso su cuello y el alfa besó su mordida antes de alejarse para apuntar a Jimin, intentando capturar su rostro con una sonrisa inocente, tomó la fotografía y sonrió cuando vio lo perfecta que era.

Irina:
Buongiorno amore mio   09:22 am.
Buon compleanno   09:22 am.
Io spero tu ti sia divertito   09:23 am.

Jungkook:
(Imagen)   9:30 am.
Si lo disfruté   9:31 am.
È stato meraviglioso   9:31 am.

Y cuando terminó de enviar ese mensaje, el alfa bloqueó su celular y lo aventó a la cama para después tomar a Jimin de los muslos y llevarlo cargando hasta el jacuzzi. Lavó su cabello y enjabonó el cuerpo del más pequeño, siempre cuidando no irritar la marca.

Prácticamente se pasaron toda la mañana y parte de la habitación mimándose entre ellos. Eran una pareja recién enlazada y Jungkook se sentía mucho más posesivo y territorial con su ahora omega, así que no quería exponerlo demasiado o que su mordida todavía fresca fuera vista.

Por lo que pasó horas cuidándolo y alimentándolo para que estuviera sano. Cuando el sol dejó de ser tan fuerte, ellos salieron del hotel con sus manos entrelazadas y caminaron por las calles del pueblo. Jimin le daba pequeños codazos cuando el alfa gruñía bajito a quienes lo miraban mucho.

Al final, terminaron visitando la iglesia de San Andrés, en si no era un atractivo turístico, ya que el pueblo lo era, sin embargo, no dejaba de ser hermoso y mágico, entraron con respeto y miraron todo el interior. Era una iglesia pequeña, pero seguía siendo bonita y acogedora, su arquitectura era igual que las casas en Castle Combe, de piedra y con un estilo medieval.

Jimin tomó algunas fotos con su cámara, tratando de no ser demasiado ruidoso, mientras que Jungkook caminaba en el lugar para visar todo cuidadosamente, dándose cuenta de algunos elementos curiosos que tenía.

Al anochecer pasaron por el puente que estaba sobre el río y se detuvieron unos minutos ahí, contemplando la vista del pueblito iluminado.

—No sé como agradecerte esto, Jimin —mencionó Jungkook sin mirarlo, solo manteniendo la vista al frente—. Pero han sido los mejores días de mi vida hasta ahora. No puedo pedir más porque te tengo a ti y te amo infinitamente.

Jimin lo miró sonriente al mismo tiempo que se posicionaba delante.

—Yo te amo a ti, Jungkook —lo miró a los ojos—. No tienes que agradecerme nada, quise hacer esto por ti, como una forma de agradecer lo que has hecho por mí, por cuidarme y protegerme, por amarme y estar conmigo. Alfa, yo... no tengo palabras para describir cómo me siento ahora, pero espero que tú lo estés sintiendo.

El más alto tomó su delicada mano y la posó en su pecho, Jimin sintió la calidez de su alfa aún por encima de la ropa.

—Lo hago, te siento justo aquí.

✧✦✧

Ellos volvieron a Londres al día siguiente. Pero prometieron que volverían porque estaban dejando momentos especiales en ese lugar.

Regresaron a casa después de que Jungkook jugara golf en el campo que tenía el hotel, con su omega de espectador. Jimin lo animaba mientras estaba en la sombra con sus lentes de sol y un vaso con jugo de frutas.

Le sorprendió cuando el alfa le comentó que quería jugar golf, porque realmente nunca habían hablado sobre eso, pero aún así lo acompañó, disfrutando de la vista.

Así que cuando la hora de irse estaba por llegar, volvieron a su habitación para empacar todo, realmente no querían irse, pero tenían que hacerlo, Jimin prometió que llevaría de nuevo a su alfa.

Agradecieron por el servicio cuando salieron del hotel y caminaron hasta la estación, cargando sus maletas. Tuvieron que esperar unos minutos para que llegara su autobús y cuando llegó, ambos entregaron sus boletos y subieron. Despidiéndose de aquel pueblo tan mágico que presenció una nueva era para ellos dos.

✧✦✧

—Ellos van a matarme —jadeó el alfa.

—No, no lo harán, puedes estar tranquilo —Jimin acarició su cabello.

Estaban estacionados frente a la casa de los padres del omega. El rubio los había llamado un día después de su regreso para avisarles que irían porque tenían algo importante que decir. Claro que Jimin quería que sus padres fueran los primeros en enterarse que su hijo estaba enlazado.

—¿Y si no me aceptan? Van a odiarme porque no hablé con ellos primero, tu madre no volverá a invitarme —Jungkook se llevó las manos al cabello—. Y Byungmin me va a despedir, quedaremos en la calle...

—Alfa, creo que estás exagerando de nuevo —mencionó bajito. El mayor lo miró indignado—. El único permiso que necesitabas es el mío, no tienes que preocuparte, ellos te adoran.

El omega lo besó rápidamente antes de abrir la puerta y correr hasta la entrada de la casa, Jungkook lo miró asustado.

—¡Jimin! Vuelve aquí, no hagas eso, ¡no estoy listo! —gritó. Solo hizo reír a su omega.

Pero lo ignoró y golpeó la puerta suavemente, escuchando las exclamaciones del alfa. No tardó mucho tiempo para que Gyuri abriera la puerta, por suerte el omega llevaba un suéter de cuello alto y no podía apreciarse.

—Mi bebé, al fin llegas —la mujer lo abrazó fuerte—. Ven, pasa.

La omega miró a Jungkook quien tenía las manos en sus bolsillos, pero las sacó para poder abrazarla.

—Hola, Jungkook, siempre es bueno volver a verte, pasen.

Ellos entraron a la casa y caminaron directo al sofá, Jungkook sentía que le sudaban las manos y Jimin besó su mejilla para tranquilizarlo.

—¿Y papá? —preguntó el menor cuando se alejó de Jungkook, pero de todos modos pasó una mano por su espalda para acariciarla.

—Ya viene, está en el piso de arriba —explicó su madre y fue entonces que escucharon pisadas fuertes bajando por las escaleras.

—Hola hijo, ¿qué tal, Jungkook? —saludó Byungmin, ellos sonrieron, el pelinegro un poco más tenso que Jimin y eso pareció notarlo el alfa mayor—. ¿Mataron a alguien o por qué esas caras? Me extrañó que convocaras una reunión.

Byungmin se sentó al lado de su omega, en el sofá que quedaba justo frente a ellos.

—¿Entonces? ¿Tienes algo que decir? —preguntó Gyuri, mirándolos a ambos.

—Sí —afirmó Jimin—. Jungkook y yo pasamos estos últimos meses juntos y nos dimos cuenta que estamos enamorados —dijo naturalmente, igual de directo como era siempre—. Y como saben, hace unos días fue el cumpleaños de Jungkook y nosotros...

—Fuimos a Castle Combe y marqué a Jimin.

El omega se quedó estático cuando fue interrumpido por su alfa y lo miró mal por echar su esfuerzo a la basura. Gyuri y Byungmin se miraron a los ojos antes de mirarlos a ellos.

Jungkook no pudo contenerse más, necesitaba decirlo de una vez por todas o terminaría ahogándose, así que no lo pensó mucho cuando las palabras ya estaban dejando su boca.

Se formó un silencio incómodo en la sala que Jimin tuvo que romper con un carraspeo.

—Tú... ¿estuviste de acuerdo? —preguntó su madre.

—Sí, yo le pedí a Jungkook que me marcara —confirmó.

—¿Es algo que ambos querían? —cuestionó su padre.

—Es algo que iba a pasar —comenzó Jungkook.

—No lo hablamos antes pero sabíamos que era algo que queríamos para los dos, y estamos felices de estar enlazados.

Byungmin lo miró fijamente con el ceño fruncido, el pelinegro sentía que se desmayaría en cualquier momento. Pero entonces los padres de Jimin sonrieron.

—Si ambos están de acuerdo, no me opongo —dijo Byungmin. Jimin se levantó para abrazarlo, susurrando pequeños "gracias".

—Bienvenido a la familia, Jungkook. Estoy muy feliz por ustedes —la omega comenzó a soltar lágrimas al saber que su bebé ya no era tan pequeño, tenía un alfa ahora, pero seguiría siendo su niño siempre.

Así que el alfa se levantó para abrazarla mientras escuchaba a la mujer sollozar. Pero eran lágrimas de felicidad, porque sabía que su hijo estaría a salvo, sería amado y protegido.

—Cuida de Jimin, Jungkook, porque es mi vida entera y estoy poniendo en tus manos una parte de mí.

Él asintió ante el susurro que Gyuri dejó en su oído.

Y esa vez, Jungkook se sintió como si de verdad perteneciera a esa familia. El alfa felizmente sonrió al sentirse parte después de no haberse sentido así jamás. Fue el comienzo de algo nuevo, algo puro y duradero.

✧✦✧

Jungkook se encontraba en el escritorio que tenían en su habitación. Estaba revisando unos documentos al mismo tiempo que tecleaba los datos en su computadora cuando sintió unas manos suaves en sus hombros. Sonrió al saber que se trataba de su omega.

—Preparé la cena —informó Jimin.

El alfa se quitó las gafas que tenía y talló sus ojos con el dorso de su mano.

—Justo estaba por terminar —dijo volteando la silla. El omega aprovechó para sentarse en su regazo.

—Trabajas mucho, alfa. Te veo algo cansado —Jimin masajeó el cuero cabelludo de Jungkook, sintiendo como se relajaba poco a poco con su tacto.

—Trabajo para ti, para que no te falte nada —mencionó con los ojos cerrados y luego sintió un pequeño beso en la comisura de sus labios. Miró a su omega.

—Tengo todo lo que podría pedir, pero también necesito de ti —el menor lo miró triste, eso hizo que el alfa suspirara y enterrara el rostro en su cuello.

—Prometo pedir vacaciones, después de que pase todo esto con los nuevos inversionistas, ¿suena bien para ti? Podríamos viajar a algún lugar y así me tendrás todo el tiempo.

—Eso me gustaría alfa —Jimin asintió emocionado y Jungkook besó su marca de forma amorosa, eso hizo que el omega sintiera escalofríos recorriendo por su cuerpo como todas las veces que su alfa lamía o besaba la mordida.

Habían pasado dos meses desde que le dijeron a Gyuri y Byungmin sobre su enlace, ambos estaban muy felices por eso. Porque era algo que añoraban desde hace tiempo sin saberlo, aún se asombraban con algunas cosas que pasaban.

Como saber lo que el otro pensaba o sentir lo que alguno de ellos estaba sintiendo en su propio cuerpo, pero era algo a lo que se acostumbrarían con el tiempo.

El omega estaba muy inmerso sintiendo los besos de Jungkook en su cuello, olfateando su fuente de aroma y besando su marca, la cual había reabierto hace poco, que se asustó cuando escuchó la voz grave del alfa.

—Tal vez deberías dejar de tomar supresores... —mencionó pegado a su cuello. Jimin se tensó.

—No puedo hacer eso, sabes lo que pasaría.

—Y comenzar a inyectarte, nunca me dejas terminar —se quejó el mayor. Jimin soltó unas risitas suaves al escucharlo—. Quiero olerte más, podrías dejar de tomarlos y comenzar a inyectarte, servirán como anticonceptivos solamente y ahora que no trabajarás en la oficina no necesitas ocultar tu olor.

—Voy a pensarlo —aseguró Jimin. El alfa besó sus labios.

—Es solo una sugerencia, podríamos consultar a un especialista y yo seguiré tomando los míos —anunció el alfa en tono bajo—. Eso si no estamos listos para... ya sabes.

Su omega asintió de acuerdo y tomó su nuca para besarlo más profundamente antes de levantarse y caminar a la cocina, Jungkook lo siguió detrás como siempre lo haría.

Porque él iría a cualquier lugar que fuera su omega, lo amaba. Jungkook adoraba a Jimin y caminaría sobre el fuego solo por él.

✧✦✧

Los días pasaron para ellos, se convirtieron en semanas y luego en meses hasta que el tiempo comenzó a pasar y ni siquiera se dieron cuenta, vivían felices en su propia burbuja de amor.

Fueron buenos meses, para una pareja recién enlazada sería difícil acostumbrarse, pero ellos lo tomaron bien, comenzaron a desarrollar ese sentimiento de no poder estar demasiado tiempo separados porque sus lobos comenzaban a quejarse por volver a los brazos del otro.

Y estaba bien para ambos, porque se amaban y lo demostraban siempre.

Jungkook siguió haciendo regalos a su omega y Jimin trataba de consentir siempre a su alfa. Cuidaban del otro y se sentían seguros, como en casa. Se besaban mucho y reían siempre juntos.

Los días pasaron y entonces entendieron que fue tan fácil querer al otro, porque eran destinados y terminarían enamorados de cualquier forma. No cambió mucho su forma de tratarse, básicamente no lo sabían, pero antes de confesarlo, sus lobos ya conocían lo que era amar al otro, por eso fue sencillo adaptarse a su nueva rutina como alfa y omega.

Jimin comenzó con su nuevo trabajo como fotógrafo comercial, recibía muchas llamadas de distintas empresas porque quedaban maravillados con su trabajo y entonces lo recomendaban. Su alfa siempre se alegraba por él y salían a cenar para celebrar un nuevo logro.

También viajaban seguido por el trabajo de Jungkook. Jimin siempre lo acompañaba, aunque se tratara de viajes de negocios para cerrar tratos, el mayor se negaba rotundamente a dejarlo en Londres. Lo que favorecía el trabajo de Jimin también, porque llevaba su cámara y se dedicaba a fotografiar cada paisaje nuevo que veía.

Y eso también estaba bien para ellos, eran felices, se amaban, se apoyaban, confiaban en el otro, se sentían seguros y se cuidaban entre ellos.

Pero eso comenzó a cambiar.

Seguían igual de enamorados como al principio y estaban seguros que eso no cambiaría nunca porque eran fuertes, lo sabían.

Pasaron el cumpleaños de Jimin festejando con sus amigos por esa vez y al día siguiente visitaron la casa de los Park como era costumbre, también conoció a Jisoo en todos esos meses y se llevó genial con ella. Jungkook estaba encantado con que su hermana y su omega se llevaran bien porque ambos eran importantes para él, así que pasaron año nuevo en casa de la alfa.

Pero cuando enero comenzó, empezaron a sentirse diferentes. Como si faltara algo.

Ninguno lo decía porque tenían miedo de espantar al otro, porque era algo grande, algo que no podían tomarse a la ligera.

Así que días después del cumpleaños de Jungkook, justo después del aniversario de su enlace, Jimin se encontraba recostado en su cama, mirando la pared, pensativo. Estuvo pensando en eso varias semanas, días y noches enteras tratando que Jungkook no sospechara nada.

Porque al fin se había decidido y estaba dispuesto a hablarlo con su alfa, habían prometido no ocultarse nada y siempre hablar con el otro cuando lo sintieran necesario. Eso no era completamente necesario, pero algo dentro de él, lo añoraba.

Así que se levantó decidido y salió de su habitación de puntitas para no llamar la atención de Jungkook, el alfa se encontraba viendo una serie en la pantalla plana. El rubio llegó hasta él y se sentó justo a un lado, su alfa lo miró de inmediato y sonrió al verlo.

—Hey, hola —saludó dando un beso a su frente—. Creí que estabas durmiendo, no quise despertarte.

—Hola, alfa —Jimin miró la televisión encendida—. ¿Podemos hablar?

Jungkook se tensó asustado, creyendo que había hecho algo malo, pero solo levantó el control remoto para pausar el capítulo.

—¿Sucede algo? ¿Te sientes bien? —preguntó preocupado.

—Sí, todo bien —aseguró tranquilo—. Es solo que, quiero comentarte algo que he estado pensando hace días, pero no sé como vayas a reaccionar.

El alfa lo miró fijamente y luego levantó su mentón para conectar miradas, con la otra mano acarició suavemente su mejilla.

—Amor, sabes que puedes decirme cualquier cosa —sintió el nerviosismo de su omega en su propio cuerpo—. Me estás asustando, Jimin, ¿seguro que estás bien?

—Yo... he estado pensando —comenzó—. Jungkook, ¿qué dirías de ampliar nuestra familia? —preguntó bajito, siendo cuidadoso con la reacción del alfa.

Pero el mayor solo bufó cuando lo escuchó.

—Jimin, sabes que no me gustan los perros.

El omega rodó los ojos y se golpeó la frente.

—En verdad me sorprende lo idiota que eres a veces —exclamó—. Alfa, no estoy hablando de un perro, sino de algo más.

El omega esperaba que captara la indirecta y cuando su alfa lo hizo, se quedó perplejo, parpadeando como si hubiera escuchado bien.

—Estás...

—No, no todavía. Pero me lo he imaginado, Jungkook —sonrió el menor—. Y a veces siento como si lo estuviera, mi omega se emociona cuando pienso en ello, pero quiero saber lo que piensas tú.

El pelinegro siguió mirándolo fijo sin ninguna expresión, hasta que pasó saliva y pareció resplandecer con una sonrisa, lo miró con los ojos brillosos y se acercó para abrazarlo por los hombros, enterrando el rostro en su cuello.

—Si tú estás de acuerdo yo también, quiero que sea tu decisión, pero sabes que nada me haría más feliz que comenzar una familia contigo, mi ángel —Jimin lloró al escucharlo, devolviendo el abrazo y aferrándose a sus hombros.

—Creo que estamos listos, alfa —sollozó—. Disfruté este año como ningún otro, pero ahora me siento preparado, ¿qué piensas tú?

El mayor se alejó para limpiar sus lágrimas y luego bajó la vista hasta su abdomen cubierto por una camisa oscura del alfa.

—¿Qué pienso? Siempre quise tener una familia, algo mío, un omega a quien amar y cuidar, te tengo a ti y nada me hace más feliz, pero tener un... también quiero hijos contigo, Jim —Jungkook sonrió grande, mostrando su tierna sonrisa de conejo.

Su omega lo miró parpadeando para deshacerse de las lágrimas.

—Será algo nuestro, alfa. Tuyo y mío, será creado con amor y crecerá con nosotros.

Ellos se besaron felices en aquel sofá, comenzarían algo nuevo, algo diferente y tendrían que estar preparados.

✧✦✧

Fue complicado.

Jimin y Jungkook creyeron que ahora en adelante sería algo sencillo de sobrellevar.

Jimin dejó de inyectarse los anticonceptivos y Jungkook dejó de tomar sus supresores temporalmente, por lo que también dejó de trabajar en la oficina y comenzó a trabajar desde casa.

Al principio fue difícil porque sus hormonas estaban desequilibradas, el aroma del alfa comenzó a incrementar hasta que Jimin se sentía en las nubes por el olor tan delicioso y concentrado de Jungkook.

Y si, ellos intentaron que el omega quedara embarazado, consultaron a una obstetra para que los ayudara y guiara, ellos le explicaron sus ciclos de celo y la mujer les informó sobre los días más fértiles de Jimin. Les dijo que era más probable que un omega quedara en estado cuando estaba en celo o los primeros días después de este.

Ellos lo intentaron, como ya había pasado anteriormente, sus ciclos se sincronizaron para que durara exactamente dos días.

Jungkook se dedicó esos dos días a cuidar de su omega, atenderlo para que no doliera más y porque él también necesitaba anudar a Jimin. Fueron dos días exactos llenos de sexo. No es como si cambiara algo, pero ambos se volvían diferentes y su parte humana se apagaba para darle prioridad a su lobo.

El alfa lo anudó esos dos días hasta que el vientre de Jimin terminó hinchado de todo el semen acumulado. Y su omega se sentía complacido porque creía que lo lograrían.

Los días pasaron sin ningún cambio, ambos se encontraban atentos a cualquier cosa o cualquier síntoma que Jimin presentara. Pero los días avanzaban y comenzaron a extrañarse cuando no notaban nada diferente.

Jimin no sentía nada de síntomas, se miraba al espejo y se veía igual de siempre, Jungkook trataba de tranquilizarlo, explicando que todos los embarazos eran diferentes y probablemente empezaría a sentirlo más adelante. Las semanas pasaron.

Entonces todo cambió, Jimin miraba constantemente su vientre, esperando que sintiera algo que le indicara que dentro suyo estaba formando a su cachorro, tenía a Jungkook oliendo constantemente su fuente de aroma para saber si notaba algún cambio. Pero nada pasó y él comenzó a decepcionarse cada vez más, porque era algo que quería con todo su corazón.

Quería algo formado por ellos dos, quería sostener un pequeño cuerpecito en sus brazos, que durmiera en medio de ambos, quería formar una familia con su alfa porque sabía que le hacía ilusión.

Y fue complicado, fue difícil porque Jungkook tuvo que soportar sentirse apartado por su omega, y le dolía, le quemaba, pero sabía que necesitaba su espacio.

Jimin comenzó a alejarse cuando empezó a creer que algo malo estaba pasando con él, ya no sonreía tan seguido y se metía profundamente en su trabajo.

Trataba de dormir lo más que podía y se negaba a comer, aunque Jungkook le rogaba que se alimentara porque estaba asustado de verlo en ese estado. Comenzó a debilitarse, se veía frágil y su cuerpo lucía más delgado, se notaban sus pómulos más marcados y las ojeras debajo de sus preciosos ojos que ahora lo miraban sin ese brillo especial.

Fingía dormir en las noches, pero el alfa lo escuchaba sorber por la nariz cuando creía que Jungkook no se daba cuenta. Rehuía el contacto con el alfa o solo lo buscaba cuando quería mantener relaciones sexuales porque no perdía la esperanza.

El alfa se sentía abatido y dolido porque sentía el dolor de Jimin de manera física y le dolía que su omega se estuviera marchitando. El menor se negó a ver a la obstetra porque se sentía avergonzado de ser un mal omega al no poder crear vida.

Tuvieron muchas discusiones, nada fuertes, solo cuando el omega se negaba a comer un bocado de la comida que el alfa había preparado o cuando Jimin se molestaba porque Jungkook acariciaba su cintura y a él le desagradaba.

Pero tuvieron la peor una de esas noches, Jimin se negó a comer de nuevo porque no quería salir de la cama y Jungkook se sentía desesperado por no lograr que al menos lo mirara.

—Por favor, omega, tienes que comer, te estás debilitando y el cachorro necesitará de ti —pidió angustiado.

—No lo entiendes, Jungkook —lloró—. No habrá un cachorro, no puedo darte uno. Ni siquiera sé que sigues haciendo conmigo, soy un omega inútil.

El alfa se acercó hasta él, negando con su cabeza, trató de acariciar su cabello, pero Jimin lo golpeó en el pecho.

—¡Aléjate, maldita sea! No quiero verte, Jungkook, entiéndelo de una vez, busca a alguien más que si pueda darte un hijo.

Y sabía que cada palabra se incrustaba dolorosamente en el pecho del pelinegro, probablemente se arrepentiría después, pero el enojo y la desdicha no lo dejaban pensar claramente.

—Amor... no puedes decir eso, sé que duele todo esto, pero estoy tratando de ayudar, por favor no me alejes así —el alfa volvió a acercarse para poder sostenerlo en brazos.

—¡Dije que te largues!

Y pasó demasiado rápido, sintió un ligero ardor en su labio y luego el sabor de la sangre, se llevó los dedos a la zona adolorida y frunció el ceño al ver el líquido rojo salir de su labio. Jimin miró lo que había hecho y se levantó espantado de la cama, el mayor lo miró fijamente sin decir palabra.

—A-Alfa, yo...

Jungkook se levantó, caminando hasta el baño para poder lavar la herida de su labio. No dolía profundamente porque tenía un grado más tolerante al dolor debido a ser un alfa, pero eso no quitaba que se sintiera herido por su omega, su propio omega se había sentido atacado y lo hirió a él, pensando que le haría daño.

Lavó la sangre, por suerte era una herida muy pequeña, solo sintió su labio inferior un poco más hinchado y salió del cuarto de baño, Jimin seguía temblando de pie al borde de la cama, pero lo ignoró y salió de la habitación para ir a la cocina.

Escuchó un suave llamado que Jungkook prefirió ignorar, sacó un pedazo de hielo del congelador y lo presionó contra la herida hasta que se calmó.

Esa noche el omega durmió solo en la cama, lloró y arañó las sábanas por sentir culpa de haber herido a su alfa. Y se sintió horrible porque no había conocido ese grado de culpa, dañar a la persona que amabas y lo único que había hecho por él era tratar de ayudarlo.

Jungkook durmió en el sofá, escuchó los lamentos de Jimin, pero necesitaba pensar en lo que había pasado, también merecía un descanso, pero no lo obtuvo, porque el dolor se mantenía ahí. Agudo y enfermizo, tan incrustado en su ser que no podía hacer nada más, solo mantenerse recostado con los brazos cruzados.

✧✦✧

Pasó una semana exactamente desde que tuvieron su discusión.

Jimin buscaba disculparse siempre. Jungkook solo siguió haciendo lo de todos los días.

Dejaba el desayuno antes de irse y cuando el omega despertaba, el departamento ya se encontraba silencioso y con nadie más que él. Se aseguraba que todo estuviera bien con su omega antes de irse, pero seguía manteniéndose apartado.

El alfa le compró algunos frascos con vitaminas y las dejó en su mesita de noche. Jimin las tomaba porque sabía el esfuerzo que Jungkook hacía por él. Avisaba con un mensaje que llegaría tarde y preguntaba si necesitaba algo, pero aparte de eso no hablaban para nada.

Jimin por suerte no tuvo tanto trabajo esos días, tampoco se sentía con los ánimos para hacerlo, le dolía todo últimamente, alejó a su alfa, lo agredió físicamente y no podía concebir a su hijo. Sentía que todo se estaba desmoronando.

Y empezó a necesitar a Jungkook. Su omega comenzó a extrañar lo que tenían antes y a lamentarse por su forma de actuar, extrañó dormir con él, extrañó sus abrazos y sus besos, extrañó todas las veces que le decía lo mucho que lo amaba.

Era su alfa al final del día, estaba enlazado con él y mantenerse apartado lo estaba matando.

Escuchó la puerta abrirse y sintió que Jungkook había llegado, así que se levantó de la cama y secó su rostro antes de dirigirse a la sala de estar, observó al mayor sentado en el sofá mientras desataba su corbata y se quitaba el saco de su traje.

El omega caminó cuidadosamente hacia él. El alfa lo miró un segundo antes de agachar su mirada y seguir en lo suyo.

—Hola —habló con la voz entre cortada—. ¿Tienes un minuto?

Jungkook asintió cansado y se hizo a un lado para que el rubio se sentara a su lado.

—¿Comiste? —preguntó el alfa desabotonando su camisa, seguía sin mirarlo y eso estaba poniendo nervioso a Jimin.

—Sí, lo hice —tembló. El omega intentó tomar su mano, pero el alfa se agachó para quitar su zapato—. Jungkook... siento mucho lo que hice, sé que te lastimé cuando tú solo estabas buscando lo mejor para mí, perdóname por favor.

El alfa tensó su mandíbula, pero no giró a mirarlo, mantenía la vista fija en el suelo.

—Por favor, alfa, te necesito, te extraño...

—¿Y cuándo yo te necesité a ti, Jimin? —preguntó con la voz quebrada—. Cuando necesité a mi omega. Hice todo por ti, me pediste espacio y lo cumplí, te miré todas las noches viendo como llorabas en nuestra cama y tenía que ser fuerte por los dos. Trataba de alimentarte, te duché muchas veces cuando ni siquiera querías salir, me quedé contigo aquí, aunque no me quisieras tener cerca.

›› —Te escuché lamentarte y escuché como susurrabas al espejo que te odiabas cada vez más, pero yo sigo pensando que eres perfecto y me da igual si no podemos tener hijos porque eso no hará que te ame menos. Sugerí que viéramos a la doctora e incluso hablé contigo sobre una adopción, te cuidé cuando me estaba cayendo a pedazos y tú piensas que voy a cambiarte por cualquier omega que pase enfrente. Desconfías de mi como para agredirme y me dices que embarace a alguien más. Lo siento, Jimin, te amo con todo mi corazón, pero no es justo, se supone que estábamos juntos en esto.

Desde que Jungkook comenzó a hablar, el omega ya se encontraba convertido en un río de lágrimas. Lo escuchó atentamente pero no tuvo el valor suficiente para acercarse, aunque se sintió verdaderamente mal con cada palabra pronunciada.

—T-Todavía estamos juntos, alfa, n-no me hagas esto —sollozó desesperado—. Discúlpame... discúlpame por desconfiar de ti, perdón por herirte, estaba tan asustado por pensar que me dejarías en cuanto supieras que era un omega inservible.

—No eres un omega inservible, Jimin. Eres mi omega, lo vales todo, y si no podemos tener un hijo, siempre podemos buscar otra alternativa, pero eso no cambia lo que eres —Jungkook frunció su ceño mientras le hablaba directamente—. Todo lo que hago, todo lo que soy, es para ti. Por favor no me alejes más porque estoy cansado de sentirme débil cuando no te tengo cerca.

—Ya no puedo, no puedo apartarme más, me lastima el pecho y la mordida arde cada vez peor, lo siento, Jungkook, lo lamento tanto.

El alfa no pudo contenerse más, así que abrazó a su omega hasta posicionarlo en su regazo y poder envolverlo con sus brazos, ocultándolo de todo y sanando poco a poco el dolor de su alma. Lo marcó con su aroma, como siempre lo hacía para tranquilizarlo.

—Te entiendo, sé que es difícil, sé que es algo que quieres mucho —el mayor levantó su rostro para mirarlo, lamió las lágrimas saladas—. Pero también sé que eres muy fuerte, buscaremos soluciones, omega. Y por nada del mundo podría querer estar con alguien más, no importa que pase, estoy infinitamente enamorado de ti, Jimin... y eso no cambiará, me enlacé contigo por eso mismo, amor.

El menor se sintió más calmado, pero aún así no dejaba de doler. Solo que ahora estando con Jungkook todo parecía más sencillo y no tardó en quedarse dormido, ahí, en el regazo de su amado.

✧✦✧

Los días siguientes, Jimin trató de seguir adelante.

Al menos ya lograba comer un poco y Jungkook se sintió orgulloso cuando convenció a su omega de salir a tomar el sol. Lo llevó a un parque tranquilo que estaba cerca de su departamento, porque quería devolverle su brillo natural.

La piel de Jimin pareció resplandecer cuando el brillo dorado del sol besó su piel. Borrando la palidez de su delgado rostro. Sus ojos se aclararon y Jungkook pareció enamorarse de nuevo.

Él haría todo por su pareja, cualquier cosa. Siempre buscaría su bien, preferiría mantener sano y salvo al rubio antes que cualquier otra cosa, por eso sentía como él también se debilitaba por medio del lazo al sentir las emociones tan marchitas de Jimin.

Cuando volvieron a su departamento, Jungkook los arropó a ambos para abrazar su omega hasta que volvió a dormirse.

El dolor no se fue durante días, seguía allí, incrustado y haciendo que el corazón de Jimin sangrara.

Quería una familia con Jungkook, por supuesto que sí. Y no había conocido ese sentimiento hasta que pensó en su futuro con el alfa y se vio a sí mismo cargando un cuerpo pequeñito mientras el mayor los abrazaba a ambos.

Sabía que solo estaba torturándose, pero no dejó de pensar en eso durante los siguientes días. Trató de hacer un esfuerzo por Jungkook y por él mismo, volvió a su trabajo y poco a poco regresó a su rutina antigua.

Hasta que algo comenzó a pasar y trató de ignorarlo.

Con el paso de los días, su alfa comenzó a portarse más posesivo, se la pasaba casi pegado a él todo el tiempo, no es como si le molestara, pero eso lo confundió. Jungkook siempre trataba de mantener su espacio, siendo igual de cariñoso como siempre. Pero ahora no lo soltaba para nada.

Y un día solo despertó mientras se levantaba para correr desesperado al cuarto de baño. El alfa lo siguió preocupado y sobó su espalda cuando lo vio vomitar, Jimin se excusó que había comido algo que quizás le había caído mal.

Pero luego las nauseas aumentaron y fueron casi imposibles de ocultar. No quería darle falsas esperanzas al mayor, así que trataba de convencerse de que algo en mal estado había comido en esos días.

Pero luego comenzaron los disgustos por la comida o los olores, fruncía la nariz cuando veía algo que antes le encantaba, pero ahora le provocaba náuseas. Los mareos se hicieron presentes a tal punto que a veces no soportaba estar tanto tiempo de pie y tenía que buscar algo rápido para estabilizarse.

Su olor cambió también durante esas semanas y cuando Jungkook preguntó, él exclamó que probablemente su celo se adelantaría y también el de su alfa, por eso pasaba tanto tiempo pegado a él.

Y Jimin estaba nervioso todo el tiempo porque sabía que eso ya no era algo normal. Pero tenía miedo de salir decepcionado. Así que se quedó callado, intentando no pensar en eso hasta que fue demasiado y no pudo soportarlo más.

Convenció a Jungkook de volver al trabajo, asegurándole que estaría bien y ya se sentía mejor. Su alfa lo miró desconfiado, pero aceptó, diciéndole que lo llamaría cada cinco minutos.

Jungkook lo besó en los labios una mañana, repitiendo lo mucho que lo amaba antes de partir.

El omega esperó hasta que su alfa se hubiera ido para tomar sus cosas y salir del departamento hasta la farmacia más cercana. Entró con la cabeza gacha intentando no hacer contacto visual con nadie hasta que llegó con la cajera, una beta con cabello oscuro que estaba limándose las uñas.

—¿Necesitas algo? —preguntó mirándolo de arriba abajo.

—Yo... —comenzó nervioso—. Sí, una prueba de embarazo, por favor —ella entrecerró los ojos.

—¿De cuáles buscas?

Jimin rodó los ojos desesperado.

—Las más confiables que tengas, por favor.

Así que la vio levantarse y revisar entre los anaqueles hasta que tomó una caja rosada, le indicó el precio y Jimin las tomó, metiéndose la caja debajo de su camiseta.

Él volvió al departamento y suspiró aliviado cuando estuvo dentro. Se quitó sus vans negras y caminó descalzo hasta el cuarto de baño.

Sacó la cajita debajo de su ropa y la abrió, revelando dos pruebas. Sus manos temblaban cuando las tomó y trató de aguantarse las lágrimas debido al nerviosismo.

Así que el orinó sobre una, pensando en lo que estaba haciendo.

Y cuando terminó, él se sentó en el frío piso del baño con la cabeza recargada en la pared. Se sentía agotado, sentía que las piernas le fallaban y terminaría por derrumbarse en cualquier momento.

Trató de tranquilizarse para no alarmar a Jungkook por medio del lazo, pero no fue del todo bueno porque su celular sonó en la habitación de ellos y él se levantó para tomarlo.

—¿Hola?

Omega, ¿estás bien? Noté tu tristeza, dime si quieres que vaya contigo —como siempre su alfa.

—Estoy bien —aseguró—. Es solo que estaba viendo una serie y mi personaje favorito murió.

Oh, amor —escuchó su respiración lenta y sin verlo, supo que estaba sonriendo—. Eso pasa todo el tiempo, pero no te preocupes, ya buscaremos algo más para ver.

—Claro, alfa. Me tengo que ir, te amo.

Te amo, omega. Nos vemos al rato —y la llamada se cortó.

Se quedó unos segundos mirando la cama, mordiéndose el labio sin darse cuenta. Se pasó una mano por el cabello antes de dejar el celular en la mesita de noche y caminar de vuelta al baño.

La prueba yacía volteada sobre el lavamanos y él sentía que en cualquier momento caería al suelo desmayado. Estaba por mandar todo al carajo cuando gruñó estresado y tomó la prueba entre sus manos para mirarla de una vez por todas. Jimin se quedó estático al verla.

El omega lloró.

✧✦✧

—¡Amor! Estoy en casa —Jungkook entró al departamento, olisqueando el aroma a coco de Jimin. Deseaba impregnarse para siempre de él.

Dejó su maletín en el sofá y caminó por la cocina, abrió el refrigerador y después lo cerró cuando no encontró nada. Así que tomó una manzana de la encimera y la mordió justo cuando vio a su pareja llegar hasta él.

Vestía solo una camiseta blanca suya que apenas cubría su trasero. No llevaba pantalones y eso hizo que Jungkook casi se atragantara con un pedazo de fruta.

—Te extrañé, alfa —Jimin lo abrazó por el cuello, llenándose de su aroma.

—Ya estoy aquí —mencionó devolviéndole el abrazo, inclinándose un poco para sostener su cintura y luego bajar las manos para levantar la tela hasta sentir la piel de su cadera—. Me encanta este recibimiento.

Jungkook lo besó en los labios y luego bajó hasta su cuello para dejar besos húmedos ahí también, Jimin gimió cuando lamió la marca.

—Jungkook... tengo algo para ti —habló cerrando los ojos, disfrutando de las caricias de su alfa en su cadera y los besos en su mandíbula.

—¿Tú en baby doll? —preguntó risueño, succionando hasta dejar una marca rojiza.

Eso logró que Jimin rodara los ojos, pero negó riendo.

—No, todavía no. Es algo mejor, ven —el omega se separó y tomó su mano para llevarlo a la terraza.

Jungkook se quejó bajito cuando la camiseta se levantó con el aire, pero de todos modos estaban en un piso muy alto como para que alguien lo viera. El alfa notó una caja color marrón en la mesa que había ahí.

—Siéntate, alfa —indicó. El pelinegro obedeció y lo miró expectante. Jimin tomó la caja entre sus manos—. Es un regalo, para ti, por cuidar de mi siempre y estar conmigo en los momentos más difíciles.

—Jimin... sabes que no tienes que regalarme nada por eso, eres mi omega, me preocupo por ti y tu seguridad siempre será lo más importante.

—Shh, solo ábrelo —pidió desesperado.

Jungkook rodó los ojos y bufó antes de desatar el moño, cuando abrió la caja notó que había una tela azul oscura y la sacó, se quedó perplejo cuando miró que era una camiseta de su talla. Pero lo que más lo confundió fue la inscripción.

Jimin soltó unas suaves risas porque la camiseta era horrible y cuando la vio en el centro comercial recordó cuando Jungkook y él se burlaban sobre si alguien compraría eso. Resultó que sí, un omega rubio la compró para sorprender a su alfa.

"El mejor papá"

—Jimin, ¿qué...

Jungkook miró el fondo de la caja durante un tiempo hasta que sacó la prueba, supo lo que era antes de tenerla en sus manos y el nerviosismo comenzó a fluir por sus venas. Miró dos rayitas rojas y levantó su mirada para encontrarse con un Jimin muy sonriente.

Se miraron fijo durante unos segundos que se sintieron eternos antes de que el alfa bajara su cabeza y se llevara las manos al rostro, sosteniendo todavía la camiseta y la prueba.

El omega se acercó rápidamente, pasando sus manos por los hombros del alfa, Jungkook ocultó el rostro en su estómago y antes de que preguntara, Jimin sonrió enternecido al sentir su ropa húmeda. El omega lo abrazó unos minutos mientras escuchaba los sollozos del mayor, el pelinegro seguía abrazando su cintura mientras ocultaba el rostro y temblaba visiblemente.

—Cariño, ¿estás llorando? —preguntó pasando sus dedos por el cabello de su alfa—. ¿No estás feliz?

Jungkook salió de su escondite y sorbió por la nariz, lo vio con los ojos rojos. Él le sonrió en medio de las lágrimas.

—Estoy más que feliz, omega —sollozó. El mayor se levantó de su asiento para abrazarlo fuertemente—. Gracias, amor, es el mejor regalo que pudiste darme.

—¿Ya no prefieres el baby doll? —preguntó riendo, también había comenzado a llorar, lágrimas de felicidad que humedecían sus mejillas sonrojadas.

—Esto es mucho mejor —Jungkook aseguró y lo miró con los ojos acuosos y brillosos, ellos sonrieron felices—. Tendremos un cachorrito.

El alfa se despegó un poco y miró su estomago cubierto por la tela blanca, posó su mano ahí, sintiendo el vientre aún plano de su omega, pero sabía que crecía dentro de él.

—Sí, alfa. Nuestro hijo, tuyo y mío —Jimin lo besó dulcemente y Jungkook no pudo sentirse más afortunado de tener el mundo entero entre sus brazos.

—Tuyo y mío —repitió con una sonrisa brillante—. Tendremos un bebé, omega. Y será criado con mucho amor, igual que nosotros, de ahora en adelante me dedicaré a ustedes.

Y Jimin lloró de felicidad esa noche, lloró cuando Jungkook lo besó de nuevo, agradeciéndole muchas veces, y lloró cuando el alfa se arrodilló para olfatear su vientre, se regañó a sí mismo por no haberlo notado antes.

Pero ambos estaban contentos ahora. La luna brillaba en el cielo oscuro de manera hermosa como si supiera que acababan de recibir la mejor noticia.

Se susurraron al oído las más dulces palabras, prometiéndose amor eterno.

Dos amantes enamorados en una terraza, dispuestos a comenzar una nueva vida, besando sus labios, disfrutando el aroma del otro, con el ruido y las luces de la ciudad de fondo.

Fin.

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